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Recuperar el control sobre la infraestructura de la educación e investigación públicas

Durante las primeras dos décadas del siglo XXI, el movimiento de lo abierto tuvo su foco de debate en el acceso a la cultura y al conocimiento. Hoy estamos, sin lugar a dudas, ante un nuevo y complejo paradigma que implica mirar más allá de estas cuestiones relacionadas con el acceso y la propiedad intelectual. Internet evolucionó hacia un ecosistema dominado por unas pocas plataformas que concentran una gran abundancia de contenidos. La escasez ya no es percibida como el centro del debate y, por eso mismo, se hace indispensable incorporar otra dimensión de análisis relacionada con las nuevas estructuras de poder de la economía de la información. Por ejemplo, Tarkowski y Keller, en su ensayo “La paradoja de lo abierto”, expresan que los conflictos sobre el acceso y el control de los recursos de información han sido reemplazados por conflictos sobre la privacidad, la extracción de valor económico, el surgimiento de la inteligencia artificial y los efectos desestabilizadores de las plataformas dominantes en las sociedades democráticas.

Partimos de esta perspectiva para reflexionar sobre un tema que nos preocupa: la tendencia relacionada con la pérdida progresiva de control sobre la infraestructura crítica de las instituciones de educación pública en Uruguay. A modo ilustrativo, podemos traer tres ejemplos:

  1. la Biblioteca Ceibal o “Biblioteca País”,
  2. la plataforma CREA del Plan Ceibal y 
  3. las miles de salas de videoconferencias de Zoom que acaba de contratar la Universidad de la República.

Estos ejemplos tienen algo en común: se trata de casos de contratación de infraestructura crítica a terceros proveedores (algunos cuasi monopólicos) por parte de instituciones de educación pública con el fin de resolver las necesidades concretas, y algunas veces urgentes, de acceso y/o gestión de conocimiento, a un costo asequible y de forma más o menos inmediata. Veamos estos ejemplos.

Biblioteca País

La Biblioteca País se trata de un servicio de lectura gestionado por la empresa española Odilo. La misma empresa se describe como el “Netflix para la enseñanza” por proporcionar una experiencia de lectura digital totalmente personalizada. Gracias a su algoritmo, la plataforma aprende las preferencias de cada usuario y ofrece recomendaciones a medida. Pero todos sabemos qué pasa si dejamos de pagar Netflix: nos quedamos sin nada. Este tipo de “vacío post cancelación de contrato” sucedió hace unas semanas para el caso de la literatura científica nacional. De un momento a otro desaparecieron miles de artículos de la plataforma Timbó por recortes presupuestales. Por eso podemos preguntarnos: ¿es eficiente aplicar este modelo para el acceso a los libros de texto y a otros recursos educativos en los primeros niveles de enseñanza? Porque con el dinero destinado a comprar libros o recursos, no se los compra, sino que se adquieren derechos de lectura provisorios, además de proporcionar a una empresa privada una enorme cantidad de datos relacionados con preferencias de lectura y hábitos de los usuarios del sistema educativo.

Plataforma CREA

La situación de emergencia nacional por el COVID-19 ha impulsado el uso de la Plataforma CREA, de la empresa estadounidense Schoology. En la actualidad, esta plataforma educativa digital de aulas virtuales es usada prácticamente por todos los docentes y estudiantes de Educación Primaria, Secundaria, Bachillerato, UTU y Formación Docente. Allí los estudiantes tienen sus materiales y el histórico de actividades y calificaciones. A esto se suma que los docentes han trabajado muchísimas horas en ella para diseñar sus cursos, incluyendo cuestionarios, materiales, actividades, rúbricas, etc. Esto permite a la empresa Schoology recopilar grandes cantidades de datos, que alimentan las herramientas de análisis de datos que también ofrecen como servicio. Podemos preguntarnos: ¿a quién le pertenecen esos datos?, ¿ANEP tiene acceso irrestricto a esas bases de datos para realizar sus propios proyectos de analítica de aprendizaje o para entrenar otros sistemas en el marco de sus procesos de mejora institucional?, ¿qué pasaría si el Plan Ceibal dejase de contratar los servicios de Schoology?, ¿se podrán migrar todos los contenidos y datos de forma automática a otro proveedor o a una plataforma propia?, ¿existe alguna cláusula de portabilidad por la que Schoology brinda compatibilidad con otras plataformas? Si no hay portabilidad, ¿qué pasará con todas las horas de trabajo docente y el histórico de los estudiantes? Una pérdida masiva de contenidos ya sucedió con la primera versión de CREA, pero pocos lo recuerdan porque la versión de CREA1 (E-ducativa) no tenía el actual nivel de adopción que tiene de CREA2 (Schoology).

Zoom en Udelar

La Universidad de la República decide ampliar el uso del programa Zoom (de la empresa estadounidense Zoom Video Communications) como sistema para eventos y clases en línea. Esta decisión trae aparejada un conjunto de problemas. En primer lugar, es preciso señalar los problemas de seguridad que presenta Zoom, ampliamente conocidos. Por otro lado, es la empresa Zoom la que establece un control final sobre qué eventos tienen lugar en su plataforma y puede prohibir o suspender estos eventos.

Sumado a lo anterior, debemos ser conscientes de que docentes y estudiantes a menudo usan sus computadoras personales y direcciones de correo electrónico privadas, o sus cuentas personales de redes sociales, para ingresar a servicios como el de Zoom. Es frecuente, además, que no conozcan, y por lo tanto no puedan aplicar, medidas básicas de seguridad y protección de datos en sus clases. Se hace sentir la necesidad de una mayor alfabetización en estos temas, así como un acompañamiento para brindar herramientas seguras.

Entre otras cosas, podemos preguntarnos: ¿se ha establecido un plan de uso de los datos y definido los aspectos de propiedad de los datos?, ¿saben los docentes y cátedras qué sucederá con las grabaciones no descargadas al finalizar el contrato con Zoom?, ¿se ha establecido un plan o lineamientos para el reuso y aprovechamiento de las clases o eventos grabados aprovechando su potencial didáctico?, ¿se manejan opciones para brindar un servicio bajo infraestructura propia en el mediano plazo?  

Algunas reflexiones

Resulta vital que las instituciones educativas mantengan el control sobre el uso de sus datos y contenidos, reconociendo la importancia del aprovechamiento del potencial de esos datos y contenidos. También es vital mantener modelos de acceso y creación de recursos educativos que permitan la apropiación por parte de docentes y estudiantes, así como su reuso y mejora continua en el marco de prácticas educativas abiertas propias de la educación en la era digital.

En definitiva, la comunidad educativa y académica se encuentra en una coyuntura crítica y debe decidir de forma estratégica sobre su construcción de infraestructura. Es necesario que las instituciones educativas pongan todas las opciones sobre la mesa, analicen la capacidad instalada a nivel local, consideren los beneficios potenciales de las opciones de construcción de infraestructura propia y aprendan a negociar cláusulas de propiedad, protección y portabilidad de datos y contenidos. De lo contrario, no podrán limitar los daños eventuales ni aprovechar los beneficios potenciales.

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