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Los europeos deberían decirle al Parlamento que vote NO a los filtros de derechos de autor

Texto original publicado en inglés por Timothy Vollmer en creativecommons.org, bajo licencia CC BY. Traducción por Jorge Gemetto publicada originalmente en creativecommons.org.


Llegó el momento decisivo para el proyecto de directiva sobre derechos de autor en el mercado único digital de la Unión Europea. Las dramáticas consecuencias negativas que traerían los filtros de carga de contenidos serían desastrosas para la visión que Creative Commons tiene como organización y comunidad global. La inclusión del Artículo 13 hace que la directiva sea imposible de apoyar tal como está.

El mes pasado, el Parlamento, el Consejo y la Comisión europeos completaron sus negociaciones y llegaron a un acuerdo final sobre el texto de la directiva de derechos de autor. Poco después, los embajadores de los Estados miembros de la UE y la comisión de asuntos jurídicos del Parlamento le dieron luz verde, lo que ahora lleva a una votación final en la sesión plenaria del Parlamento programada para el 26 de marzo.

La semana próxima, los 751 eurodiputados votarán entre adoptar la directiva de derechos de autor o descartarla para volver a empezar de cero.

Los filtros de contenidos modificarán la forma en que funciona la web

Desde una perspectiva de derechos de autor, el Artículo 13 da vuelta el modo en que funciona la web. Obligará a casi todas las plataformas web con fines de lucro que permiten la carga de contenidos generados por los usuarios a que obtengan una licencia para todas las cargas de los usuarios o instalen filtros de derechos de autor y censuren contenidos. Si las plataformas no cumplen, podrían ser legalmente responsables ante demandas por perjuicios masivos por infracción de derechos de autor. El resultado lógico es que esto dañará las plataformas existentes y evitará la creación y el florecimiento de servicios nuevos e innovadores en Europa porque esos nuevos actores no tienen el dinero, la capacidad ni la experiencia para llevar a cabo acuerdos de licenciamiento, o para construir (o contratar) las tecnologías de filtrado necesarias. Por el contrario, las corporaciones ya establecidas se consolidarán aún más y se volverán más dominantes, ya que los servicios como YouTube tienen una ventaja en ambos frentes. No podemos respaldar un ecosistema de derechos de autor que afianzará el amplio poder de mercado de los actores tradicionales y que, al mismo tiempo, creará obstáculos innecesarios para nuevas plataformas y servicios que estimulen la creatividad y el intercambio.

Esta inversión del régimen de responsabilidad, que en los hechos obliga a que sean implementados filtros de contenidos, tiene otra consecuencia desconcertante: los derechos de los usuarios son echados por tierra, porque las tecnologías de filtrado no pueden distinguir cuándo una obra se está subiendo de manera ilícita y cuándo se está utilizando legalmente bajo una excepción a los derechos de autor. Un sistema de este tipo casi seguramente restringirá la libertad de expresión, ya que las plataformas evitarán cualquier riesgo bloqueando el contenido, independientemente de si el uso está protegido por excepciones a los derechos de autor, como por ejemplo las excepciones que habilitan la crítica, la cita y la parodia.

El camino hasta aquí

En los últimos años, Creative Commons ha estado trabajando para respaldar cambios a los derechos de autor en Europa, con el objetivo de favorecer los bienes comunes y el interés público. Hemos hecho esto como parte de la Asociación Communia, en conjunto con organizaciones de la sociedad civil, grupos de investigación, activistas por los derechos de los usuarios y defensores de la web abierta. CC envió comentarios a la consulta inicial de la Comisión Europea, realizó un documento conjunto de análisis y recomendaciones elaborado por nuestra red en Europa, abogó por proteger la investigación científica y brindó recomendaciones de votación sobre muchas disposiciones de la directiva de derechos de autor.

Communia y otras organizaciones no gubernamentales europeas han apoyado cambios positivos en aspectos clave de la reforma que beneficiarían la investigación, la educación y el bien público. En particular, han trabajado para mejorar las excepciones para la minería de datos y de textos, así como las excepciones para la educación, y han propuesto cambios para apoyar el dominio público y para mejorar la capacidad de las instituciones que preservan el patrimonio cultural para poner a disposición los contenidos en línea. Son dignos de celebración los esfuerzos incansables de las organizaciones e individuos que han tomado la iniciativa para defender los bienes comunes y para mejorar varias partes de la directiva con el objetivo de respaldar los derechos de los usuarios. Su investigación detallada, sus aportes de redacción y su activismo han contribuido en gran medida para mejorar muchas partes poco conocidas pero enormemente importantes de la directiva.

Qué puedes hacer ahora

En CC creemos que nuestra visión de acceso universal a la investigación y a la educación, así como de plena participación en la cultura, solo se logrará cuando tengamos políticas de derechos de autor que realmente promuevan la creatividad y protejan los derechos de los usuarios en la era digital. Con el Artículo 13, no es exagerado decir que ocurrirá un cambio fundamental en la forma en que las personas pueden usar Internet y compartir contenidos en línea. A pesar de las pequeñas mejoras en otros aspectos del paquete de reforma de los derechos de autor, en el balance general una directiva que contiene el Artículo 13 hará más daño que beneficio.

Si estás en Europa, ve a https://saveyourinternet.eu/act/ para informarles a tus diputados del Parlamento Europeo que no apoyas una reforma de los derechos de autor que afecta la forma en que creamos y compartimos cultura en la web. Si el Artículo 13 no se puede eliminar, los legisladores deberían rechazar la reforma completa y comenzar de nuevo.

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